Una juez investiga al edil de la CUP que animó a «toser en la cara a los militares» en plena pandemia
La juez Leyre Uriz ha abierto una investigación contra el concejal de la CUP, Joan Coma i Roura, que animó a «toser en la cara» a los militares en plena pandemia del coronavirus para que se contagiasen del virus y abandonasen, de esta manera, Cataluña.
En un auto, al que ha tenido acceso OKDIARIO, la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Vic (Barcelona) ha incoado diligencias previas de investigación por un presunto delito contra los derechos fundamentales y libertades públicas cometido por el edil independentista, de acuerdo a los atestados aportados por la Brigada Provincial de Información de la Policía Nacional. Estos delitos están recogidos en los artículos que abarcan desde el 510 al 526 del Código Penal y sancionan las conductas que vulneren derechos constitucionales.
La querella fue presentada por la asociación Unión de Militares de Tropa (UMT), defensora de la escala de Tropa y Marinería, contra el edil de la CUP en el Ayuntamiento de Vic que publicó en su cuenta de Twitter un mensaje en el que se podía leer: «Si veis al ejército, abrazadlos fuerte. Todos tosiéndoles a la cara. Así igual se van y no vuelven más». Unos días después, tras constatar el revuelo generado, lo eliminó de esta red social.
La magistrada requiere en su resolución que la asociación de militares denunciante realice el apoderamiento apud acta o aporte, a su defensa, los correspondientes poderes especiales para pelitos.
Labores de desinfección
En aquel momento, las Fuerzas Armadas se desplegaron en Cataluña para realizar labores que ayudasen a combatir la propagación del coronavirus. Los militares llevaron a cabo una labor de desinfección en el puerto de Barcelona y en el aeropuerto de El Prat.
Los Mossos d`Esquadra aconsejaron al presidente de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra, que pidiera ayuda al Gobierno y solicitara la intervención del Ejército para las tareas de desinfección de lugares públicos. Una misión para la que, según le comunicaron, no estaba preparada la policía autonómica.
Sin embargo, los soldados no fueron bien recibidos por el independentismo en general y por el president de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra, en particular. Cuando más se necesitaba al Ejército en toda España, especialmente en los centros de mayores, el radicalismo catalán intentó expulsar a los militares.
Poble Lliure, la organización formada por miembros de la CUP, difundió propaganda que decía: «Fuera militares de los Països Catalans». Otros grupos ultranacionalistas catalanes autodenominados CDR (Comités de Defensa de la República) solicitaron a los catalanes que hicieran «caceroladas inmediatas» si veían a militares por las calles.
Junto a su mensaje, figuraba una imagen en la que aparecían militares boca abajo y con un claro mensaje: «¡No sois bienvenidos!»
En ese clima de odio, según explican a OKDIARIO, fue cuando el concejal independentista Joan Coma decidió agitar las redes animando a los catalanes a «toser en la cara» a los militares, en un momento en el que la propagación del virus se agudizó, con intención de infectar de SARS-CoV-2 a las Fuerzas Armadas.
Imputado por la Audiencia
Joan Coma fue el primer cargo electo detenido por un delito de sedición. El juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno, titular del Juzgado Central de Instrucción número 2, citó al regidor de la CUP en calidad de investigado por incitar a la sedición con un llamamiento que hizo en un pleno municipal a desobedecer las resoluciones del Tribunal Constitucional (TC). Sin embargo, se negó a ir a declarar alegando que no reconocía la autoridad de «ningún tribunal» y el juez decretó su detención un año después.
Tras declarar, el magistrado Moreno decretó libertad con cargo y le retiró el pasaporte. Por su parte, Coma se dirigió a los medios solicitando una «movilización» en toda España para «hacerle frente a un Estado antidemocrático» con instituciones «totalmente anacrónicas, como el tribunal de orden público aquí delante: la Audiencia Nacional». «Continuaré con mi lógica desobediente», sentenció. Al año siguiente el juez archivó su causa y fue absuelto de todos los cargos.